El Centro de Día de Inserción «La Crisàlide» de FSC celebra el 8 de marzo con una dinámica relacionada con mujeres relevantes que cambiaron la historia

En el marco del 8M, el Centro de Día de Inserción «La Crisàlide» de FSC, organizó una dinámica, a través de la organización de dos grupos, uno integrado por mujeres y otro por hombres, en los que se abordaron distintas concepciones sobre género, mediante una actividad liderada por profesionales del servicio. En concreto, por la integradora social Claudia T., y la arteterapeuta Ana D.

Al respecto, según inciden desde el centro, el grupo de arteterapia que se realiza una vez por semana en el mismo, está dividido, de acuerdo al género. Se hace de esta forma para poder ayudarles a canalizar estados emocionales, teniendo en cuenta las diferencias de género entre hombres y mujeres.

Además, se realizó una actividad consistente en unir imágenes de mujeres relevantes que cambiaron la historia, con sus nombres y referencias, a aquellos hechos o acciones destacados que llevaron a cabo.  “Algunas eran fácilmente reconocibles, pero otras no tanto. Esto generó conversaciones interesantes. Estas referencias formaban un 8 y una M gigantes en la pared de una de las salas del centro. La dinámica permitió aflorar reflexiones muy enriquecedoras sobre la mujer en la historia”, nos trasladan desde el Centro de Día de Inserción «La Crisàlide».

Asimismo, “en el grupo de reflexión integrado por mujeres, surgieron inquietudes sobre la maternidad, como el instinto maternal frente a la elección de no tener hijos, así como la posibilidad de ser madre en pareja o prescindir del hombre para satisfacer el deseo de maternidad, en estos tiempos en los que hay diferentes opciones. En relación con ello, se abordaron emociones difíciles de expresar por parte de las mujeres que afloraron en esta actividad. También, se compartieron experiencias personales. Por ejemplo, relacionadas con la violencia de género y reflexiones sobre el amor romántico y la transformación de nuevas percepciones sobre el amor. Además, se discutió sobre la autonomía y la independencia, tanto con pareja como sin ella, y se abordaron emociones difíciles de expresar, como la rabia y el miedo, y cómo lidiar con ellas”.

Por otra parte, surgieron cuestiones significativas sobre el feminismo y sus diversas interpretaciones. “Algunas participantes expresaron simpatía hacia el movimiento feminista, mientras que otras manifestaron que lo perciben como imposiciones divisorias que generan odio y resentimiento hacia los hombres, emociones con las que algunas no desean entrar en contacto. Se evidenciaron resistencias hacia la expresión de la rabia como emoción protectora, y se exploraron las causas y posibles estrategias de expresión en contextos seguros. Además, se tomó conciencia de las emociones reprimidas relacionadas con la desigualdad de género y su impacto en las relaciones personales y su historia de consumo”, expresan.

De igual manera, la dinámica de juego y curiosidad propuesta, relacionada con las imágenes de mujeres, permitió un aprendizaje significativo y reflexiones sobre la invisibilización de la mujer en la historia. Al respecto, “se destacó la importancia de sus luchas personales como contribución a la colectividad y la lucha transgeneracional de las mujeres. Ellas expresaron satisfacción y motivación al observarse desde esa perspectiva, inspiradas por nuevos referentes de mujeres fuertes y diversas”, inciden desde el centro.

Cabe destacar que, en el grupo de hombres, la actividad facilitó reflexiones sobre el Día Internacional de la Mujer y su significado personal para cada participante. “Algunos hombres manifestaron que, durante su juventud, el Día de la Mujer no tenía ninguna importancia, y cómo la liberación femenina y su expresión en los medios de comunicación y el arte, les permitió un acercamiento mayor a lo femenino, especialmente desde el erotismo representado en estos contextos. Algunos participantes señalaron que este aspecto fue más relevante para ellos que la lucha feminista a nivel social y político”.

También, “se abordaron las dificultades que algunos participantes enfrentan con el movimiento feminista, sintiéndose juzgados y rechazados por discursos radicales. Se exploraron otras formas de feminismo que promuevan la igualdad de género, sin crear divisiones. La actividad generó preguntas sobre la representación histórica de las mujeres y su desconocimiento en muchos casos”, señalan.

En definitiva, ambas actividades permitieron expresar reflexiones profundas sobre la historia, el feminismo y las relaciones de género, destacando el dolor y la dificultad de lidiar con “emociones incómodas” relacionadas con la desigualdad de género, la importancia de la inclusión, el respeto y la comprensión mutua en la búsqueda de la igualdad.

Fuente –> fsyc.org