La metodología tiene una orientación psicológica, educativa, sanitaria, social y familiar.
Enmarcamos nuestra intervención abordando las adicciones desde un modelo bio-psico-social, donde se interviene con cada persona a nivel individual, grupal y social, desde todos los ámbitos de su vida (personal, familiar, social, relacional, formativo, sociolaboral, etc.) de forma integradora y reparadora.

En el marco de los objetivos planteados en el Programa de tratamiento, se establece un “Plan de Tratamiento Individualizado”, adaptación de objetivos y respuestas a las características personales, sociales y laborales de cada participante.

El itinerario terapéutico tiene que estar adaptado a la realidad de la persona que puede ser cambiante y debe dar respuesta a los distintos momentos por los que pasa en su proceso personal de rehabilitación y de integración social

• Personas con conducta adictiva con o sin sustancia mayores de 18 años y familiares;
• Personas que no desean abandonar su entorno familiar: padres o madres de familia, hombres o mujeres con menores a cargo o personas dependientes, etc.
• Perfiles con características antisociales y dificultades importantes para adaptarse al marco convivencial.
• Personas con trastorno mental dual grave que precisan estructuras flexibles que se adapten continuamente a sus características y fases de su enfermedad mental.
• Personas que por su patología psiquiátrica o estructura de personalidad no le es posible estar 6 meses en régimen residencial, por lo que una vez que realizan una primera fase de contención, adherencia al tratamiento y reestructuración de la conducta en Comunidad continúan su tratamiento en Centro de Día en régimen abierto.
• Personas con trayectorias de adicción que ha provocado acontecimientos traumáticos, conflictos o rupturas familiares y sociales, problemas económicos (deudas), pérdida de vivienda, estado de salud deteriorado, situación de exclusión social etc.
• Personas con causas judiciales y algunas de ellas con medidas alternativas que cumplen en Centro de Día.
• Personas cuya salud orgánica está muy deteriorada y requieren un ritmo de actividades y trabajo adaptado a su situación.
• Personas que desean compatibilizar su proceso de tratamiento con una actividad laboral remunerada.
• Personas jóvenes, con dificultad para aceptar los límites, el marco normativo y para controlar sus impulsos.
• Mujeres, sobre todo aquellas que presentan una situación de extrema vulnerabilidad. Dinámicas de dependencia afectiva, víctimas de violencia de género, situaciones de riesgo y desprotección de los menores, etc.
• Personas en desempleo con larga duración, sin cualificación profesional y con bajo o muy bajo nivel académico que además presentan otras situaciones de vulnerabilidad.
• Personas que necesitan ingresar en comunidad Terapeutica pero requieren de un recurso “puente” debido a su baja motivación para realizar tratamiento, inestabilidad emocional, Trastorno Mental, nivel de desestructura personal, familiar o social, etc.
• Personas que necesitan de un recurso intermedio o preparatorio para una fase posterior en Comunidad Terapéutica, dando respuesta a la necesidad de contención, adquisición de hábitos básicos, acompañamiento en resolución de conflictos tanto familiares como sociales, cobertura de necesidades básicas etc.